Depresión y soledad en adultos mayores institucionalizados en diferentes centros geriátricos

dc.contributor.advisorCardeño, Margarita
dc.contributor.authorChica Rambao, Luz Victoria
dc.contributor.authorGarcía Covelli, Cindy De Jesús
dc.contributor.authorHernández Escobar, Ana Clara
dc.contributor.authorMiranda Pérez, Angélica Patricia
dc.date.accessioned2020-03-06T14:39:59Z
dc.date.available2020-03-06T14:39:59Z
dc.date.issued2007
dc.description.abstractEl envejecimiento genera un desgaste natural que interfiere en las relaciones interpersonales y las actividades cotidianas que limitan al adulto mayor en la interacción con el medio, disminuyendo todas las funciones sociales. Además el adulto mayor puede presentar enfermedades físicas, mentales y/o emocionales que dificultan el nivel de funcionalidad dentro del marco de la sociedad. Dentro de estas disfuncionalidades se encuentra la depresión, la cual pertenece al grupo de trastornos del estado de ánimo clasificado así por el DSM IV (2000) y la APA (200:2), definiéndola como un estado de tristeza profunda la mayor parte del día, casi cada día, manifestándose los síntomas por más de 6 meses. La depresión puede presentarse en cualquier momento de la vida. Sin embargo, dentro de la población geriátrica suele ser muy frecuente. Esto es explicado por diferentes teorías que tratan de atribuir el origen del trastorno a diferentes factores como lo son genéticos, neurobiológicos o neuroquímicos, ambientales o psicosociales, psicológicos y físicos que pueden ayudar al desarrollo, contribución o mantenimiento de la depresión. Sin embargo, Salín Pascual (2000) comenta que a pesar que cualquier persona en diferentes situaciones de la vida pueda manifestar tristeza, solo se puede llamar depresión cuando el tiempo de duración, frecuencia e intensidad con que se manifiestan los síntomas, son superiores a los seis meses presentándose todos los días casi todo el día los adultos mayores suelen vivenciar pérdidas ya sea por duelo o viudez, separación, ausencia de los hijos, pérdida de ingresos económicos, jubilación, cambio de vivienda o institucionalización, lo cual puede predisponer a extrañar o añorar lo que se tenía en el pasado y experimentar sentimientos de vacío y soledad por la carencia de seres con quien comunicarse, lo que trae como consecuencia un aislamiento social. El aislamiento social es la lejanía o la falta de contacto que tienen las personas con otros significativos. Es decir, entre más consideración, atención y cuidados que se tenga con el anciano, menos probabilidades tienen de sufrir algún tipo de aislamiento o por lo menos puede llegar a ser más adaptativos. Entonces, es debido a estos cambios, que la soledad puede presentarse con frecuencia en la vejez.spa
dc.format.mimetypepdfspa
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12442/4853
dc.language.isospaspa
dc.publisherEdiciones Universidad Simón Bolívarspa
dc.publisherFacultad de Ciencias Jurídicas y Socialesspa
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional
dc.rights.accessrightsinfo:eu-repo/semantics/restrictedAccessspa
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
dc.subjectAdulto mayorspa
dc.subjectSuicidiospa
dc.subjectAutoestimaspa
dc.subjectGeriatríaspa
dc.subjectEnvejecimientospa
dc.subjectPsicologíaspa
dc.subjectDepresión mentalspa
dc.titleDepresión y soledad en adultos mayores institucionalizados en diferentes centros geriátricosspa
dc.typeOtherspa
dc.type.driverOtherspa
oaire.versioninfo:eu-repo/semantics/submittedVersionspa
sb.programaPsicologíaspa
sb.sedeSede Barranquillaspa

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