Carmona Alvarado, FaridCeballos A., Archel2024-03-222024-03-222014https://hdl.handle.net/20.500.12442/14443Las organizaciones educativas actuales tienen un carácter cambiante y exigente que es funcional a sus intereses y objetivos. No obstante estos cambios y exigencias repercuten de manera negativa en la salud física y mental de sus miembros, generando alteraciones en el estilo de vida de los mismos y en consecuencias trastornos institucionales .Una causa fundamental que evidencia estos problemas es el avance de las nuevas tecnologías que constituyen un desafío a la adaptación individual y organizacional de las instituciones educativas, dado que es una demanda que debe responder el hombre moderno, a esto se suman las políticas competitivas, exitistas y de excelencia que caracteriza a las actual empresa educativa, sometida a un régimen de mercado local y global. El mundo académico no es inmune a estas presiones. Los maestros, independientemente del nivel en que ejerzan la profesión son las personas cuya función es la de enseñar dentro de un sistema reglado; actividad que implica un componente de interacción humana tanto presente como ausente en la que puede ser posible desarrollar un estilo personal que no se limita a la mera presentación del quehacer laboral sino al desarrollo de personalidades no actas para desempeñar el acto de la enseñanza a niños y jóvenes que merecen y necesitan docentes no sólo preparados intelectual mente sino capaces de ser dechados líderes de conductas sanas, dignas de imitar y favorecedoras para una sociedad justa y comprometida con las exigencias del mundo moderno. Si estas presiones se agudizan se puede percibir una amenaza en los servidores educativos conocido como estrés y por consiguiente se podría generar una epidemia de maestros alterados mentalmente con enormes dificultades para ejercer una labor que requiere equilibrio y ecuanimidad. Que afectaría de manera significativa la calidad en los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como un decaimiento de la imagen institucional. El término estrés se ha utilizado en la investigación científica en una triple acepción como estímulo, como respuesta y como interacción de la persona con su entorno (Peiró, 1999a). La aproximación del estrés como estímulo, toma el término de la Física y considera el estrés como un estímulo de presión que se aplica a determinados materiales y que produce una alteración temporal o, en ocasiones permanente ("strain") en los mismos. Una segunda acepción proveniente del mundo de la biología y la fisiología considera el estrés como "repuesta" psicosomática a determinados estímulos que en este caso serían conceptualizados como estresores o fuentes de estrés. Una tercera acepción ha conceptualizado el estrés como transacción entre la persona y su entorno, siendo la experiencia subjetiva y la forma de apreciar la persona su situación, lo que se caracterizaría como estrés. En este trabajo se toma esta última acepción del estrés y denominando los estímulos estresantes o estresores mientras que a los efectos más o menos permanentes ante el estrés se caracterizan como efectos del estrés.pdfspaAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 InternacionalSalud físicaEstrés laboralSalud mentalEl estrés laboral y su incidencia en la enseñanza de maestros en una institución del departamento del Atlánticoinfo:eu-repo/semantics/restrictedAccessinfo:eu-repo/semantics/other